¡Oh, mi amado Jesús de Medinaceli!
¡qué bien representa esa vuestra Imagen de Nazareno
lo mucho que hicisteis y sufristeis por nosotros!
Cautivo de las gentes que tanto os agraviaron y maltrataron,
nos disteis ejemplo de paciencia invencible.
En nuestras vidas eres el Señor de los consuelos;
¡qué bien representa esa vuestra Imagen de Nazareno
lo mucho que hicisteis y sufristeis por nosotros!
Cautivo de las gentes que tanto os agraviaron y maltrataron,
nos disteis ejemplo de paciencia invencible.
En nuestras vidas eres el Señor de los consuelos;
y, como Rey de misericordia, y desde vuestro Trono de amor,
regís y gobernáis los afectos de nuestro corazón.
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