San Roque glorioso, nacido de noble e ilustre cuna,
con la señal de la cruz grabada en tu pecho
como signo de tu buen y maravilloso destino;
tú que desde niño fuiste piadoso y entregado a hacer el bien,
tú que abrazaste con amor la pobreza por seguir a Jesús,
y, para ello, repartiste tus bienes entre los necesitados,
acuérdate de los que ahora sufrimos y pasamos por dificultades;
tú que por fidelidad a Dios emprendiste una vida de peregrino
dedicado a la penitencia y a las obras de misericordia,
no dejes de darnos tus auxilios en nuestro duro caminar.
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