Oh Dios mío, todopoderoso Padre Eterno,
de quien es propio compadecerse y perdonar:
te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos
que has mandado emigrar de este mundo,
para que no las dejes en el purgatorio,
sino que mandes que tus santos ángeles
las tomen y las lleven a la patria del paraíso,
para que, pues esperaron y creyeron en ti,
no padezcan las penas del purgatorio,
sino que posean los gozos eternos.
Seguir leyendo
de quien es propio compadecerse y perdonar:
te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos
que has mandado emigrar de este mundo,
para que no las dejes en el purgatorio,
sino que mandes que tus santos ángeles
las tomen y las lleven a la patria del paraíso,
para que, pues esperaron y creyeron en ti,
no padezcan las penas del purgatorio,
sino que posean los gozos eternos.
Seguir leyendo