¡Oh Padre clementísimo, Padre de bondad,
oh Dios potente cuya misericordia no tiene limites!,
Tú que eres justo, fiel, afable e indulgente
y me recibes cada vez que en mis necesidades acudo a Ti,
te pido humildemente inundes mi hogar con tu Luz Divina
y se disipe toda oscuridad y sombra de maldad,
que tu caridad infinita nos conduzca por senderos de amor y paz
y tu poder nos libre de todos los males del alma y cuerpo.