San Benito, monje ejemplar, alma bendecida por Dios,
admirado y solicitado a través de los tiempos
por los muchos y prodigiosos favores que concedes
cuando se te invoca con fervor, con sinceridad y confianza;
santo querido por tu afán de amparar y socorrer al que padece
y no puede salir de su sufrimiento por sí solo,
pues tu, santo padre, ayudas a los fieles que acudimos a ti
cuando los problemas nos afligen y nos roban la tranquilidad.
y no puede salir de su sufrimiento por sí solo,
pues tu, santo padre, ayudas a los fieles que acudimos a ti
cuando los problemas nos afligen y nos roban la tranquilidad.