Oh bienaventurada Nuestra Señora de Trabajo,
adorada Virgen María, mi Reina y dulce consejera,
Tú que eres nuestra amadísima madre del Cielo,
Tú que nos consigues siempre el favor que te encomendamos,
ruega por los que nos acercamos suplicantes a Ti,
ilumina con Luz Celestial nuestros caminos
y revélanos el poder que Dios te concedió
siendo protectora de nuestras vidas y necesidades
y dándonos tu auxilio cuando nos veas desfallecer.
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adorada Virgen María, mi Reina y dulce consejera,
Tú que eres nuestra amadísima madre del Cielo,
Tú que nos consigues siempre el favor que te encomendamos,
ruega por los que nos acercamos suplicantes a Ti,
ilumina con Luz Celestial nuestros caminos
y revélanos el poder que Dios te concedió
siendo protectora de nuestras vidas y necesidades
y dándonos tu auxilio cuando nos veas desfallecer.
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