Bienaventurado san
Juan Bautista de la Salle,
que siguiendo las
huellas de Cristo y la llamada del Señor
empleaste toda tu
vida y fuerza, tu amor y conocimientos,
al servicio de las
personas más desfavorecidas
y a la educación y
de los niños y jóvenes,
y con plena dedicación les diste consuelo y alivio
en sus
necesidades y problemas, en sus carencias y penas,
tanto materiales
como espirituales,
y fuiste para
ellos un padre, un amigo, un hermano
y su maestro y su
guía espiritual,
ahora que veo y siento los problemas por los que pasa mi hijo-a
a ti acudo con esperanza para pedirte
me eches una mano.