Oh María madre mía, Señora buena y clemente,
que acabado el curso de tu vida en la tierra
fuiste elevada en cuerpo y alma a los Cielos
y allí participas de la gloria del Altísimo,
aquí estamos tus hijos con todo amor
buscando amparo bajo tu maternal y dulce protección;
Tú que nunca nos niegas tu ayuda,
Tú que nos acompañas sin soltarnos de la mano
mientras recorremos valles oscuros y llenos de lagrimas,
tu que eres estrella luminosa, luz del alba y aurora de la vida,
ilumínanos, danos tu Luz, socórrenos, danos fortaleza,
y envíanos desde lo Alto tus divinas gracias.
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Reina nuestra, bendita Señora del Transito,
Repite la petición confiando plenamente
en la misericordia de Nuestra Señora del Transito
y reza tres Avemarías.
Las oraciones y los rezos se hacen tres días seguidos.
Reina nuestra, bendita Señora del Transito,
que a las Alturas fuiste elevada,
y eres benignísima Madre de misericordia y generosidad,
sabiendo que por tu poderosa mediación
puedo conseguir de Dios Padre Todopoderoso
remedio para mis difíciles y urgentes problemas
ruega para que reciba auxilio en mi aflicción
puedo conseguir de Dios Padre Todopoderoso
remedio para mis difíciles y urgentes problemas
ruega para que reciba auxilio en mi aflicción
y haz que consiga por tu intercesión
este favor tan especial que con fe y esperanza pido:
(haz ahora con muchísima fe y esperanza la petición).
Soberana Emperatriz de los Cielos y tierra,
(haz ahora con muchísima fe y esperanza la petición).
Soberana Emperatriz de los Cielos y tierra,
Virgen Asunta a la Gloria Celeste,
humildemente postrado a tus plantas te pido
que uses conmigo tu comprensión, tu bondad y poder
y me ayudes a conseguir lo que necesito en mi vida,
pues para ti nada es imposible, hermosa Señora mía,
ayúdame en mis presentes problemas
y alcánzame que mi alma sea templo vivo de la Majestad de Dios
adornado de virtudes donde El habite para siempre.
Así sea.
Reza la Salve, Padrenuestro y Gloria.
ORACIÓN DE S.S. PIO XII
Así sea.
Reza la Salve, Padrenuestro y Gloria.
ORACIÓN DE S.S. PIO XII
A NUESTRA SEÑORA DEL TRÁNSITO
"Oh Virgen Inmaculada,
Madre de Dios y
madre de los hombres,
nosotros creemos
con todo el fervor de nuestra fe,
en tu Asunción triunfal
en alma y en cuerpo al Cielo,
donde eres
aclamada Reina
por todos los coros de los Ángeles
y por toda la
legión de los Santos:
nos unimos a ellos
para alabar y bendecir al Señor,
que te ha exaltado
sobre todas las demás criaturas,
y para ofrecerte
la pleitesía de nuestra devoción
y de nuestro amor.
Sabemos que tu
mirada, que maternalmente acariciaba
la humanidad
humilde y doliente de Jesús, en la tierra,
se sacia en el
Cielo
a la vista de la
humanidad gloriosa de la Sabiduría increada,
y que la alegría
de tu alma,
al contemplar cara a cara la Adorable Trinidad,
al contemplar cara a cara la Adorable Trinidad,
hace exaltar tu
corazón de inefable ternura;
y nosotros, pobres
pecadores
a quienes el
cuerpo hace pesado el vuelo del alma,
te suplicamos que
purifiques nuestros sentidos
a fin de que
aprendamos desde la tierra a gozar a Dios,
solo de Dios, en
el encanto de las criaturas.
Confiamos que tus
ojos misericordiosos,
se inclinen sobre
nuestras angustias,
sobre nuestras
luchas y sobre nuestras flaquezas;
que tus labios
sonrían a nuestras alegrías
y a nuestras
victorias;
que sientas la voz
de Jesús
que te dice de
cada uno de nosotros
como de su
discípulo amado:
"Aquí está tu
hijo"
y nosotros, que te
llamamos Madre nuestra,
te escogemos como
Juan,
por guía, fuerza y
consuelo de nuestra vida mortal.
Tenemos la
vivificante certeza de que tus ojos,
que han llorado
sobre la tierra regada con la Sangre de Jesús,
se volverán hacia
este mundo,
atormentado por
las guerras, por las persecuciones,
y por opresión de
los justos y de los débiles,
y entre las
tinieblas de este valle de lágrimas
esperamos de tu
celeste luz y de tu dulce piedad,
alivio para las
penas de nuestros corazones
y para las pruebas
de la Iglesia y de la Patria.
Creemos
finalmente, que en la gloria,
donde reinas
vestida de sol y coronada de estrellas,
Tu eres, después
de Jesús,
el gozo y la
alegría de todos los Santos;
y nosotros desde
esta tierra donde somos peregrinos,
conformados por la
fe en la futura resurrección,
volvemos los ojos
hacia ti, vida, dulzura y
esperanza nuestra.
Atráenos con la
suavidad de tu voz,
para mostrarnos un
día, después de nuestro destierro,
a Jesús, fruto
bendito de tu seno,
oh clementísima,
oh piadosa, oh dulce Virgen María."
Amén. +
Amén. +
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Las oraciones y los rezos se hacen tres días seguidos.
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