¡Oh, glorioso san
Dimas penitente!,
el más dichoso, el buen ladrón,
que desde el
ignominioso patíbulo en que moriste,
acompañando al
Redentor Divino
en los tormentos del Calvario,
diste el salto
hasta el Cielo, donde estarás gozando,
porque fuiste un
gran confesor
de todos tus malos actos en la vida temporal
rechazando arrepentido toda tu vida pasada
para alcanzar los bienes de la Eterna Patria.
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Cuando la
Santísima Virgen María en su huida a Egipto,
con el Niño y san José andaba buscando refugio,
no hubo quien le
diera un poco de alimento y cobijo
más que tú,
conmovido de corazón por la Madre de Dios,
que andaba en este
trance doloroso.
El Niño saltó de
alegría, y la Señora te dijo:
“Hijo mío, si
logramos lo que estamos sufriendo,
estarás con
nosotros”,
y el Niño Dios te prometió que tu acto recibiría recompensa,
y que Él te ayudaría por haber sido tan benigno.
¡Oh, glorioso san Dimas!,
¡Oh, glorioso san Dimas!,
te suplico que
intercedas por mí ante Dios Nuestro Señor
para que pueda recuperar lo que me ha sido sustraído,
para que pueda recuperar lo que me ha sido sustraído,
que ablande el
corazón de esa persona,
para que lo devuelva sin
que nadie se dé cuenta.
¡Oh, glorioso san
Dimas!,
como tú fuiste
ladrón bueno y justo,
te pido que
hagas aparecer mi mascota,
objeto o prenda
extraviada,
lo más pronto posible, pues lo necesito.
lo más pronto posible, pues lo necesito.
¡Oh, glorioso san
Dimas!,
en ti pongo toda
mi fe y mi confianza,
que tú pedirás a
Dios Nuestro Señor que hagas este milagro;
santo mío, me pongo bajo tu
protección y amparo,
confío y espero tu
prodigio, que tú no me
negarás.
¡Oh, Dimas
penitente!,
tú que fuiste el ladrón mas feliz
ya que estuviste en la cruz junto a Jesucristo,
ahora que estas junto a Él en el Cielo
acuérdate de mi y de todos los fieles cautivos,
de los que en el
Purgatorio están más necesitados,
y de los
obstinados pecadores,
y ruega a Jesús, que te
guio, y a tu
Reina y Señora,
que me lleve
contigo a gozar eternamente en su Trono.
¡Oh,
misericordioso Jesús!, nuestro Señor y Redentor,
abrasado en
ardiente amor de las almas,
por las agonías de vuestro Sacratísimo Corazón
y los dolores angustiosos de vuestra Santísima Madre,
concebida sin pecado original,
te suplico me concedas recuperar lo que he perdido
y que he solicitado por medio de tu siervo Dimas.
Por los siglos de
los siglos. Amén.
Dios todopoderoso y misericordioso,
Dios todopoderoso y misericordioso,
Padre bueno y compasivo que perdonas
a los pecadores,
te suplicamos humildemente que nos permitas alcanzar
una
verdadera expiación de nuestros pecados
y nos des una mirada de bondad,
igual
como tu único Hijo lo hizo con el Buen Ladrón,
y te acuerdes de nosotros
en la
Gloria eterna igual como Jesús lo prometió.
Te lo suplicamos por Jesucristo
Nuestro Señor.
Así sea. +
Así sea. +
Reza tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
La oración y los rezos se hacen tres días seguidos.
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