Cristo Rey ¡oh Rey Divino!,
al presentarte en este día mi adoración,
te ofrezco cuanto soy, tengo y deseo;
no me detiene mi infortunio,
pues eres todo misericordia;
no me detiene mi debilidad,
pues eres todo poder y fuerza.
Oh Cristo Jesús,
Rey del cielo y de la tierra, Rey del Orbe,
confío en Ti ciegamente
y se que me colmarás de gracias y favores celestiales
por encima de mi esperanza,
pues eres todo amor y el amor atiende siempre,
Cristo Rey, abre mis caminos e ilumina mi vida.
Cristo Rey, consuélame en las angustias de mi corazón.
Cristo Rey, consuélame en las angustias de mi corazón.
Cristo Rey, ayúdame a recuperar la felicidad que he perdido.
Cristo Rey, sostenme en estos momentos de soledad y flaqueza.
Cristo Rey, aleja de ni las ruinas y desgracias.
Cristo Rey, aleja de ni las ruinas y desgracias.
Cristo Rey, alivia mis sufrimientos y concédeme:
(decir lo que se quiere obtener).
Grande y verdadero Cristo Rey,
no dejes que el desánimo me invada,
te ruego que resuelvas favorablemente mis graves problemas,
guía mis pasos para que recupere la alegría y la dicha,
haz que el abandono y desunión que siento hoy
den paso a una vida sentimental plena y gozosa,
y con tu ilimitada potestad aléjame de toda traición y maldad
y de toda persona que me quiera perjudicar y dañar.
te ruego que resuelvas favorablemente mis graves problemas,
guía mis pasos para que recupere la alegría y la dicha,
haz que el abandono y desunión que siento hoy
den paso a una vida sentimental plena y gozosa,
y con tu ilimitada potestad aléjame de toda traición y maldad
y de toda persona que me quiera perjudicar y dañar.
Que la omnipotencia de tu misericordia
y la perfección de tu caridad me den lo que tanto preciso,
no desoigas las plegarias que salen de mi interior con sinceridad,
dejo en tus manos mi petición,
cualquiera que sea tu decisión,
nunca dejaré de amarte, adorarte y servirte,
oh Cristo Jesús
acepta este acto mío de perfecta adoración y obediencia
a lo que decrete tu compasivo Corazón.
Amén. +
Rezar el Credo, Padrenuestro y Gloria.
Decir la oración y los rezos tres días seguidos.
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